lunes, 23 de marzo de 2015

Galletinas de mantequilla y miel

Lo prometido es deuda. Aquí tenemos la receta de las estupentásticas galletinas de mantequilla y miel, un clásico en la kocina con Ka.

Tenía muchas ganas de hacer unas galletas de miel, pero no encontraba una receta que me convencierta (sin desmerecer, ni mucho menos, todas las recetas que hay por la inmensidad de internet). Así que decidí innovar. A partir de una investigación exhaustiva y de la intuición de la repostera novata que se cree que sabe algo del tema pero está en un craso error, creé un primer borrador. ¿El resultado? Una masa informe que se expandía por toda la bandeja del horno. Muy rica de sabor, eso sí, pero blandurria y sin consistencia de galleta.

Tras varios intentos y tremendas panzadas de galletas de cuestionable calidad, llegué a esta receta; y ha merecido la pena, la verdad.

La cantidad de miel es orientativa. Yo echo poca porque la que uso tiene un sabor muy fuerte, pero si es una miel suave, yo recomendaría echar un poco más. 

Ojalá la probéis y ojalá os guste tanto como a mí. Y no os olvidéis de seguirnos en facebook.com/guerrasreposteras para poder participar en las batallas semanales.

¡A las kocinas!


Ingredientes (25 galletas aprox.)

250 g de mantequilla
250 g de azúcar glas
400 g de harina
3 cucharadas de miel
1 huevo


Preparación


Para empezar, hay que batir la mantequilla en pomada con la miel. Es recomendable sacarla unas horas antes de la nevera para que sea más fácil de trabajar.

Añadimos el azúcar glas y seguimos mezclando con las varillas (eléctricas si tenemos, si no, a sacar músculo con las manuales) y, cuando esté integrado, añadimos el huevo.

Terminamos de amasar bien hasta que quede homogénea la masa y la envolvemos con papel film. La dejamos reposar en la nevera una hora más o menos para que se endurezca y sea más fácil galletearla.

Precalentamos el horno a 200º C y forramos la bandeja con papel de horno o con un silpat.

Preparamos para galletear. Se puede usar cortapastas o simplemente hacer pequeñas bolas con la mano y aplastarlas directamente en la bandeja del horno. Eso ya lo dejo a vuestra elección.

A mí me gusta que queden un poco esponjosinas por el medio, así que las hago más o menos de medio centímetro de espesor, pero si las queréis crujientes, las podéis hacer más finitas. Hay que tener en cuenta que cuanto más finas sean, menos tiempo necesitarán de horneado.

Horneamos unos 10 minutos, sabremos que están hechas cuando se empiecen a dorar los bordes. Conviene estar pendientes del horno, porque se ponen morenas relativamente rápido si nos dormimos en los laureles.

Una vez hechas, dejamos que templen un minuto en la bandeja y después las pasamos, con cuidado de que no se nos rompan, a una rejilla para que enfríen. Esto se puede hacer con la ayuda de una espumadera, por ejemplo, o con una cuchara de madera que sea bien plana.

Y ya sólo queda disfrutar de ellas, que es lo más divertido.

Ka


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